I decide to split the part i wanted to add into an extra poem. So now there's two.
Tsutomu
Siempre come
un cuenco de arroz
antes de ir a la oficina.
Es costumbre,
Una rutina de años.
Pero apenas lleva
En el trabajo
Un impar puño de meses.
Deja el tazón sobre el fregadero
Así algo lo espera
cuando regresa.
Están renovando el edificio,
Debe entrar por el acceso B,
Nueva fachada y escaleras.
El edificio es casi nuevo,
Pero él lleva la misma ropa,
Incluso la interior.
Piso 43,
Cubículo 17,
Vacío laboral 118.
Sin embargo, hoy el elevador
Está vacío.
Normalmente la gente
Apenas entra en él,
Se resbala de a poco
donde estará por años.
Como una barra de mantequilla
En el refrigerador.
Se abre la puerta
Pero no encuentra el muro,
Ese azul aperlado en el techo.
Los sobrios pilares de los cuales
Cuelgan los paneles.
Y en medio de donde estaba el fango,
Ese pardo pesado y opaco,
En lo más importante,
No se encuentra él,
Asfixiado.
¿Qué tan difícil es entender?
La compañía remodeló,
Ahora el elevador muestra la ciudad
A través de un hermoso cristal.
Tsutomu agita su mano,
No hay respuesta del otro lado.
Sólo edificios blancos.
En hilera, callados.
Sin manos.
¿Cómo podrían saludarlo?
Siempre lo había hecho.
Era algo tonto,
Nada práctico.
No más Tsutomu,
Era la ciudad.
Tokio, París, Austin,
Texas, Dubai, Londres.
Hileras de edificios,
Puentes, helicópteros,
Rascacielos, parques solitarios,
Tiendas comerciales
con zonas de comida rápida
Llenas de mesas con un asiento.
Nadie saludaba a Tsutomu.
Donde agitaba su mano,
Ahora estaban los puentes
De Tokio.
Pequeños dedos,
Infinitesimales y delgados
Metacarpios de cariátide,
Un metal tan débil,
Que jala la tierra
en un montón.
Milenarios niños en todo
El mundo
Con dedos corroídos
Queriendo mantener su castillo de arena.
Juntemos la tierra
Antes de que llegue el agua.
Pero las olas siempre regresan.
Puede señalar donde vive,
A donde apunta su dedo,
Departamento cinco del décimo piso,
Dos habitaciones, una cocina
Toda su vida,
Dentro de una cutícula
Que se llena al presionar
Contra el vidrio.
Una oscura mancha de sangre
Sobre la luna.
su zona de edificios blancos,
a su izquierda,
sobre su espalda,
un salado grano sobre su piel
El peso de una propiedad.
Kilos de sal sobre sus poros.
Talabartería del urbanismo,
Un anfibio trasminado,
Una mujer con una bolsa
Sobre su rostro,
Un anciano llorando en el metro,
Los tentáculos de una medusa,
Suicida en el pavimento,
Ser una espina
en el jardín del vecino.
Sobre ellos ve Las torres de Tokio.
Delineando dos líneas en el horizonte,
un callado recordatorio
del límite de su sanidad.
Sky Tree era el doble,
Triple de su edificio,
De la compañía,
Las acciones del CEO,
Un puño de humanos,
El universo.
Ladeaba la línea de la razón
Una diagonal en un cuarto.
Los pies en el aire
Y el cuello sobre el metal.
Qué helado es
sobre su cuello.
Ese frío en toda la ciudad,
El que crepita los días de otoño.
Tsutomu en la diagonal.
Una mesa de disección
Hecha de todos los otoños.
Entre los edificios
Escuchó una ambulancia.
La había oído antes
Hace unas semanas.
Fue un incendio
o una explosión.
Mientras pasó por las calles,
La gente se cubría los oídos,
Ignorando el grito de la ciudad.
Ella misma mandaba ayuda
¿Quién sino uno mismo
Repara su dolor de vida?
El elevador no le dio respuesta.
Los edificios instigan su cráneo
Instigan un síndrome de tristeza universal.
Síndrome de cinco columnas,
Sobre tres láminas,
En el archivo del oficinista.
Resbaló su dedo sobre el cristal,
Una herida en la ciudad,
Paralela a los edificios.
La ciudad se cura a sí misma.
Ella curará esta herida.
Gasa para el vacío en su horizonte,
Desgarre en el pavimento.
Y en la lejanía,
Un bramido de ambulancia.
Hiko no se taparía los oídos.
Se dejó ir.
Fuera de la mesa de metal
donde los otoños anidaban.
Lejos de las torres de Tokio,
La línea de razón.
Se dejó ir.
Fuera de la compañía,
Más allá de su casa,
Del Oden fuera de la tienda,
De los contratos,
De Tanaka, el compañero de cubículo
Al cual nunca le ha visto la cara.
Fuera de esa piel llena de medusas,
La ciudad se cura a sí mismo.
Limpiarán la mancha en el pavimento.
Se dejó ir.
El celular ya no está prendido en el metro.
Padre, no habrá regalos de Berlín.
Bajo el chirrido de las cigarras,
Bañado de recortes de periódico,
A un campo de medusas,
Con sus poros llenos de estática,
Alcohol en sus ojos,
Con dos orejas de conejo,
Se dejó ir.
Su frente chocó con el vidrio.
La ciudad se cura a sí misma.
The extra part is:
Recordó cuando fue al templo
Hace tantos años.
Él y Padre.
Chapoteó en la fuente del templo.
El monje lo había regañado.
Aunque nunca lo acusó.
Le dijeron que tomara su fortuna.
Un pequeño palo
Donde estaría su futuro.
Ésas fueron las palabras de Padre.
Las mismas de cuando partió a la ciudad.
“Un pequeño trabajo
Donde estará tu futuro”
El autobús chirriaba.
Decenas de monedas
meros 100 yenes,
cientos de minutos nacionales,
llamadas en la madrugada.
Podría usar las millas,
El descuento especial
De la compañía,
Una cuarta parte de su paga mensual.
Después de tantos años
Al fin hablar.
Mañana mismo Tsutomu
Podría estar frente a la tumba de su padre.
Now i just need to decide the order of the poems and start rewrites. I remember i told myself i wouldn't kill myself until i finished the book one day i was really depressed. Well, i guess i can make the new pokemón games my new reason for live (hahhahh…fuck).